lunes, 8 de febrero de 2016

Líder, jefe, y ahora.... Mandón.



Nuestro último reto, en una empresa de mayor tamaño, ha sido gratamente estimulante para nosotros, como profesionales. Sus trabajadores y gerentes tenían un objetivo común, aunque en ocasiones parecía que se les olvidaba. En el grupo aparentemente no había una jerarquía, más bien reinaba una anarquía. Además esta experiencia nos ha desvelado una figura nueva, quizás un poco desconocida hasta la fecha: los mandones
Pero primero conceptuemos de forma rápida qué es ser un líder y un jefe. El jefe manda, el líder lidera. Hay una gran diferencia.

Un líder trabaja con su equipo, influye en él para lograr sus objetivos comunes. Un líder es aquel cuyas acciones, forma de actuar y ética, representa la imagen misma de la empresa. Es el que marca el camino a seguir, orienta la dirección correcta y trata de alinear a su equipo, lo motiva y lo hace partícipe de su proyecto.

Algunos atributos de un buen líder son: integridad, coherencia, creatividad, positividad... inspira confianza y busca el  bien común, trabaja bien en equipo, comprometido, responsable, ejemplar, carismático, emprendedor, gran gestor del cambio, siempre buscando la mejora continua, comunicador, pasional, gran inteligencia emocional, empático, proactivo.

Un Jefe, es aquella persona que lleva las riendas de una empresa ejerciendo su autoridad, y no es capaz de motivar, de involucrar a su personal, y por supuesto, no tiene los atributos que antes hemos descrito de un buen líder.

Y es aquí, donde entra otra figura, la del mandón, que la definiríamos como: persona que viendo la posibilidad de ejercer mando sobre otras personas, sin tener habilidades ni de comunicación, ni de motivación, se alzan como poseedor de la verdad o la sapiencia, sobre el resto de personal.

El porqué de esta figura, es aún un tanto enigmático para nosotros. Tienen una posición determinada que les hace predominantes ante el resto. Motivos políticos, económicos, o incluso de ego.

Lo cierto es que esta figura está condenada al anonimato o, cuanto menos, con posibilidades de crearse enemigos.

A corto plazo, este tipo de posiciones mandonas ante personas más bien sumisas, o simplemente que no quieren ni les interesa generar conflictos, tiene un recorrido breve, ya que cuando se le conozca, pasará a ser un miembro de la empresa/organización ignorado, al que se le dará la espalda, o cuanto menos, se le despreciará  con comentarios negativos hacia su persona.

Si, este tipo de personas existen en ciertas organizaciones, Hay que huir de estos personajes lo más lejos posible.

Nuestra opinión está en la línea de la predilección por un líder. La formación, la experiencia y tener claro tus objetivos van a hacer que una persona llegue a alcanzar el liderazgo más recomendable para su organización.

Otros personajes como el jefe o el mandón, no son nada positivos para la empresa o cualquier organización.


Trate de aprender a ser líder.¡¡¡¡¡

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